En la escuela aprendiste que el cuerpo humano está dividido en distintas partes. La boca, el esófago, el estómago y los intestinos componían el sistema digestivo. Los huesos formaban el esqueleto. Y así sucesivamente. Esto ha contribuido a la creencia generalizada de que tú y yo somos meramente un conjunto de partes, una creencia que se interpone en el camino hacia una mejor salud y que es responsable de:
- El aislamiento: el pensamiento erróneo de que los órganos y tejidos del cuerpo operan independientemente el uno del otro en vez de juntos, como parte de un todo integrado.
- El mecanicismo: la creencia de que somos simplemente un conjunto de partes sobre las que influencias idénticas (los fármacos) deberían producir idénticos resultados en todos los sujetos.
El vitalismo
Los quiroprácticos vamos más allá del mecanicismo para abrazar lo que llamamos vitalismo:
- Visión holística: cada “parte” cumple un propósito que contribuye al todo.
- Inteligencia: tú y yo podemos aprender, crear y adaptarnos al entorno.
- Auto curación: Si te cortas un dedo tu cuerpo puede curarlo. Los mecanismos no.
Puesto que el sistema nervioso regula estos procesos vitales, el cuidado quiropráctico es el núcleo central del creciente interés en el vitalismo.
