En 1918, la gran pandemia de gripe española se cobró las vidas de alrededor de 25 millones de personas en todo el mundo. El índice de mortalidad entre quienes acudieron a la consulta médica a menudo superó el 6.5 por ciento. Compárala con el índice de mortalidad entre la gente que acudió a un quiropráctico, ¡que registró un mero 0.06 – 1.2 por ciento! ¿Coincidencia? Tal vez.
Tal y como se sospechaba entonces, y es aún más obvio hoy en día, existe una conexión entre el sistema nervioso y el sistema inmunológico.
El sistema nervioso y las subluxaciones
Cuando el sistema nervioso se encuentra perturbado por subluxaciones, esto puede tener un efecto depresor del sistema inmunológico, haciendo a las personas susceptibles a cualquier cosa que “esté circulando por ahí”. De hecho, la mayoría de nosotros posiblemente recordamos habernos resfriado o puesto enfermos inmediatamente después de atravesar por un periodo de estrés, de falta de sueño o de descarga después de pasar una prueba importante o de completar un gran proyecto laboral.
Tanto si estás preocupado por la gripe o conoces a alguien que lo esté, la mejor protección consiste en asegurarse de que el sistema nervioso esté en un estado de forma impecable, con el fin de que el sistema inmunológico pueda funcionar según su máximo potencial. El cuidado quiropráctico habitual puede ayudarte en ello.